Comer, ayunar, vivir por más tiempo
Antes de que los alimentos pudieran conservarse, tanto los seres humanos como los animales alternaban la ingesta de alimentos con el ayuno, siguiendo el ritmo de las estaciones.
Durante el ayuno se sobrevive porque el organismo recurre a las reservas de grasa acumuladas. Las celulas adoptan el “modo reparacion y protección”, es decir, reparan sus estructuras y su ADN y se protegen contra cualquier tipo de estrés, incluida, por ejemplo, la quimioterapia.
La interrupción del aporte de proteínas y glucosa modifica la expresión de los genes de las celulas, lo que provoca una menor producción del factor de crecimiento IGF 1 e interrumpe el crecimiento de tumores.
Este efecto “anticancer” se suma a los numerosos efectos clínicos positivos del ayuno intermitente: disminución de las enfermedades inflamatorias tales como artritis y asma, de las alergias y las migranas. Asimismo, el ayuno “reajusta” el metabolismo e influye positivamente en la diabetes, la hipertension y la obesidad. El ayuno terapeutico ayuda a las personas a envejecer manteniendo un buen estado de salud y frena las enfermedades propias de la edad.
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